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Témoignages d’assistants

mercredi 28 septembre 2005

trois témoignages émouvants d’assistants dijonnais

Montchapet : Una experiencia de vida.
Por Enrique G. Rivero, ex asistente de lengua española.

Dijon, el Liceo Montchapet, la Borgoña, Francia. Palabras que evocan lugares donde pasé una de las experiencias más bellas de mi vida. Y es que el trabajo de asistente realizado en esa gran escuela ubicada en el Bulevar François Pompon, me dio la oportunidad de relacionarme con administrativos, docentes y alumnos que me mostraron, generosos, su forma de ser y el poder implícito en una sociedad multicultural, multirracial, donde en un micro espacio que es la sala de clases, uno puede entender en plenitud la importancia y la belleza de la labor educativa.

Montchapet me traerá siempre a la cabeza buenos recuerdos ; hice amigos y amigas entrañables ; aprendí más sobre mí mismo y el mundo ; sobre mi propia idiosincrasia y la de los otros ; sobre el valor que tiene compartir la comida con profesores mientras se comentan los sucesos del día, de la semana, del mundo ; sobre la fuerza espiritual que los
alumnos -incluidos los más inquietos- te pueden proporcionar.

Si a mí me preguntaran qué fue lo que más me gustó de mi estancia en Dijon, contestaría, sin duda, que fue el contacto con los estudiantes. Pero también el ambiente mismo de la ciudad : su gente ; sus restaurantes, cafés y bares –los martes de Polyglotte eran de una riquísima retroalimentación lingüística- ; sus espectaculares iglesias como la gótica Notre-Dame, Saint-Michel ; sus bellos edificios del tipo del de Beaux-Arts, el Hotel de la Cloche ; el arco de la Place Darcy, en fin, todo.

Quien pueda, quien de verdad así lo quiera, debe saber que el ser asistente de lenguas lo proveerá de muchas satisfacciones y de aprendizajes que llevaran por siempre con ellos. Un saludo caluroso y gracias por permitirme haber sido parte de ustedes un corto, pero valioso tiempo.

Atentamente
Amicalement
Best Regards

de BORJA, assistante deux ans au collège Rameau et au Castel

El uno de octubre hará exactamente once años que llegué por primera vez a Dijon. Mi objetivo, por aquel entonces, era pasar nueve meses como asistente de conversación de español. Una oportunidad que me brindó el Ministerio de Educación, una vez finalizados mis estudios de Filología Francesa. Gracias a esta experiencia, que se prolongó durante un año más como Asistente de Conversación y cinco como Maître Auxiliaire, pude comprobar el alto interés y entusiasmo que presentan los profesores de español por la asignatura que imparten. Considero realmente que son unos conocedores de la cultura y de la forma de vida del mundo hispano. Todo esto, lo proyectan con gran eficacia en sus clases. A lo largo de esos años, conocí aspectos de la vida y de la cultura de mi propio país que por entonces desconocía. Esta formación que he recibido me ha servido para desarrollarme profesionalmente y poder transmitir a mis alumnos todo lo que he aprendido.

Para concluir, debo de añadir que el clima frío de la ciudad donde viví durante siete años contrasta con el caluroso trato de la gente que la habita.

Hoy, me encuentro en Madrid como profesora de Francés y de Lengua Española, añorando con nostalgia todo lo vivido y aplicando con entusiasmo todo lo aprendido.

BORJA

de
Carlos, argentino :

En Dijon conocí Francia por dentro :
sus costumbres, su gente, sus comidas, sus bebidas, su arte, su
arquitectura imponente. Me llevo de esta magnífica ciudad un lote
de recuerdos, de perfumes, de imágenes que vuelan en mi mente.
Una experiencia única que fui capaz de vivir gracias al programa de
Asistentes de Lengua, en mi caso, de Español.

En octubre de 2004 viajé a Francia para ser asistente de español
en la capital de la Borgoña : Dijon. Entre las funciones
de un asistente de lengua, se encuentra la de ser
"embajador de su tierra". ¿Qué quiere decir ésto ? Se trata de llevar un
trocito de nuestro país de origen a Francia y, una vez allí, "desplegarlo"
frente a un grupo de jovencitos muy entusiasmados por conocer algo
más de esos países que suenan remotos pero que poco a poco y a través
de cada clase sueñan con conocer. No imaginaba tanta predisposición por
parte de los alumnos a conocer más y más. Algunas veces me sentí
incapaz de abarcar tantas preguntas, tantos temas propuestos por ellos
mismos en su afán de empaparse de "lo distinto, lo otro, lo nuevo".
Siempre estaré agradecido a quienes me dieron esta oportunidad
de conocer y dar a conocer.

Dijon ya forma parte de mi vida. A veces sueño con esa ciudad, con sus
caras,
con su silueta. Me encantaría regresar un día y volver a encontrarme
con esta magnífica ciudad y con todo lo que ella significa para mí.

Carlos Ponce de León
2004-2005 /Lycée Carnot. Dijon.